Tu plantilla no necesita más beneficios, necesita propósito: la nueva motivación de los empleados

La gestión de equipos de alto rendimiento es una de las tareas más complejas para cualquier directivo. Equilibrar las expectativas, fomentar el crecimiento y, sobre todo, mantener alta la motivación de los empleados se ha convertido en un desafío estratégico. Durante décadas, la respuesta parecía simple: ofrecer mejores salarios y beneficios tangibles. Sin embargo, el paradigma ha cambiado. Los profesionales de hoy no solo buscan una recompensa económica; también persiguen un propósito que dé sentido a su trabajo diario.


El mercado laboral actual, marcado por una mayor movilidad y la consolidación del trabajo flexible y remoto, ha redefinido las prioridades de los trabajadores. Ahora, la cultura empresarial, la conexión con los valores de la compañía y la sensación de contribuir a un objetivo mayor son factores decisivos para atraer y retener al mejor talento.


En este artículo exploramos cómo los líderes pueden evolucionar de un modelo de incentivos materiales a uno basado en el propósito, transformando la motivación en su empresa en un motor de crecimiento sostenible.

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¿Qué entendemos hoy por motivación laboral y por qué ya no significa lo mismo?

La motivación laboral puede definirse como el conjunto de impulsos, internos y externos, que determinan cómo y por qué una persona decide comprometerse (o no) con su trabajo. Durante décadas, se explicó a través de modelos que marcaron la gestión del talento en la empresa tradicional.


La pirámide de Maslow señaló que solo cuando las necesidades básicas están cubiertas, las personas pueden aspirar a niveles superiores como el reconocimiento o la autorrealización. La Teoría de los dos factores de Herzberg profundizó en esta idea diferenciando entre factores que simplemente evitan la fuga del talento (condiciones, estabilidad) y aquellos que activan una motivación genuina (propósito, crecimiento, impacto). Más tarde, se popularizó la distinción entre motivación extrínseca (la que responde al incentivo) e intrínseca (nace del interior del sujeto).


Estas teorías siguen siendo válidas, pero el contexto en el que nacieron no se parece al actual. En un mercado donde las necesidades básicas se dan por asumidas —al menos en los perfiles cualificados—, el trabajador ya no se pregunta únicamente “¿cuánto me pagan?”, sino “¿por qué hago lo que hago aquí?”. Y ahí es donde la conversación sobre motivación empieza a moverse del terreno de los beneficios hacia el del propósito.

La situación en España: un cambio de prioridades más allá del salario

El mercado laboral español ha entrado en una fase en la que el salario sigue siendo importante, pero ya no explica por sí solo la permanencia o el compromiso de los profesionales. Según el Randstad Employer Brand Research 20241, los principales motivos para elegir una empresa no son económicos: un buen ambiente de trabajo (63%), equilibrio entre vida personal y profesional (60%) y valores alineados con los del empleado (52%) superan a la compensación como factor decisivo.


Esta tendencia está alineada con los hallazgos del informe Gallup State of the Global Workplace 20242, que indica que los empleados que perciben que su trabajo tiene un propósito claro muestran hasta un 56% más de compromiso y una intención de permanencia un 42% mayor que aquellos que solo valoran la remuneración.


El debate, por tanto, ya no parece girar en torno a "cuánto pagamos", sino a "qué propuesta de sentido ofrecemos como organización". Las compañías que no integren esta nueva motivación en su cultura corren el riesgo de perder talento frente a competidores que sí construyen una narrativa de propósito compartido.

Objetivos clave para motivar a través del propósito

Como líder, adoptar un enfoque de motivación basado en el propósito permite alcanzar objetivos estratégicos fundamentales:

  • Aumentar la retención del talento. Los empleados conectados con la misión de la empresa muestran un mayor compromiso y lealtad.
  • Incrementar la productividad. Un equipo motivado no solo trabaja más, sino que trabaja mejor, aportando creatividad e iniciativa.
  • Fortalecer el employer branding. Una cultura basada en el propósito convierte a sus empleados en los mejores embajadores de su marca, atrayendo a nuevos talentos.
  • Mejorar la capacidad de adaptación. Los equipos unidos por un propósito común son más resilientes y se adaptan con mayor agilidad a los cambios del mercado.

 

Estrategias para implementar una cultura de propósito

Transitar hacia un modelo de motivación por propósito no es una tarea sencilla, pero sí altamente rentable. Esta son algunas estrategias prácticas para liderar este cambio:

1. Definir y comunicar un propósito claro
El primer paso es articular una misión empresarial que vaya más allá del beneficio económico. ¿Qué impacto tiene la empresa en la sociedad? ¿Qué problemas resuelve? Este propósito debe ser auténtico, inspirador y, sobre todo, comunicado de forma constante y coherente en todos los niveles de la organización.

2. Conectar las tareas individuales con la misión global
Los empleados necesitan entender cómo su trabajo diario contribuye a los objetivos generales de la compañía, por eso es importante ayudarles a visualizar el impacto de sus responsabilidades. Por ejemplo, un desarrollador de software no solo escribe código; está creando una herramienta que facilita la vida de miles de personas.

3. Fomentar la autonomía y la responsabilidad
El propósito florece en entornos de confianza. Es fundamental delegar responsabilidades, dar autonomía a los equipos para que puedan tomar decisiones y permitirles apropiarse de sus proyectos. Un empleado que se siente dueño de su trabajo desarrollará una motivación intrínseca mucho más fuerte.

4. Construir una cultura de reconocimiento y feedback
Valorar los logros que están alineados con los valores corporativos refuerza la coherencia cultural. Un sistema de feedback continuo, orientado a la mejora y no solo a la evaluación, genera un marco de confianza donde el reconocimiento no es una excepción, sino una práctica estructural.

5. Invertir en desarrollo y crecimiento personal
El propósito también se construye a través del crecimiento. Facilitar espacios de formación, diseñar planes de carrera coherentes y ofrecer retos que supongan evolución son gestos que demuestran que la empresa apuesta por el futuro de su gente.

Obstáculos comunes y cómo superarlos

Implementar este cambio cultural presenta desafíos. Los más habituales son:

  • Resistencia al cambio. Especialmente en estructuras jerárquicas tradicionales. Para superarla, resulta clave involucrar a líderes de todos los niveles y comunicar los beneficios del nuevo enfoque.
  • Falta de autenticidad. Un propósito que se percibe como una simple campaña de marketing está condenado al fracaso; debe estar arraigado en acciones y decisiones reales.
  • Dificultad para medir el impacto. La motivación es un intangible. A continuación, veremos cómo medirla.

KPIs para medir la motivación por propósito

Aunque medir el propósito es complejo, existen métricas que pueden ayudar a evaluar el éxito de las estrategias implantadas:

  • Tasa de rotación voluntaria. Una disminución indica mayor lealtad.
  • Employee Net Promoter Score (eNPS). Mide la probabilidad de que los empleados recomienden la empresa como un buen lugar para trabajar.
  • Nivel de participación en iniciativas voluntarias. El compromiso en actividades no obligatorias refleja una conexión profunda con la cultura empresarial.
  • Resultados de encuestas de clima laboral. Es recomendable incluir preguntas específicas sobre la conexión con la misión y los valores de la empresa.

El futuro del liderazgo es el propósito

Las reglas del juego han cambiado. Los beneficios tradicionales, aunque siguen siendo necesarios, ya no bastan para activar una motivación sostenida. Los líderes que quieran construir equipos con capacidad de implicación real y visión a largo plazo necesitan trascender el enfoque puramente material.


La oportunidad está en diseñar organizaciones donde el trabajo tenga un sentido compartido. Cuando el propósito se integra en la cultura —no como un lema, sino como una práctica de gestión—, la empresa no solo mejora su rendimiento: se convierte en un destino profesional deseable para el talento más exigente.


Si tu objetivo es rodearte de líderes capaces de activar una cultura de propósito, en Amrop trabajamos precisamente en ese punto donde el liderazgo y la estrategia se encuentran. Acompañamos a equipos directivos en procesos de Executive Search y Leadership Advisory orientados no solo a cubrir posiciones, sino a construir visión. Hoy, liderar es dar dirección, no solo ofrecer recursos.